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Mostrando las entradas de enero, 2020

Lo simbólico en El silencio de los corderos, de Thomas Harris

(…)De la esfera ahuecada de mi cráneo. Y dijo Dios ¿Vivirán estos huesos? ¿Vivirán estos huesos? (…) T. S. Eliot Según Aristóteles, el hombre es un animal político por naturaleza. Hay en él, desde una visión rousseauniana, una alienación de salvaje y ciudadano. El hombre que deviene del mono se convierte en un ser pensante, pero sigue albergando dentro de sí otras personalidades. En la necesidad por ser parte de la sociedad como ente que unifica, éste tiene que renunciar a sus pulsiones que son políticamente incorrectas para la moral. Esto, en pro de la civilización. Según Freud, la civilización comienza con la prohibición o regulación de deseos instintivos destructivos como el incesto, el canibalismo o el ansia de matar. Estas prácticas instintivas son realizadas desde la antigüedad e incluso aparecen con normalidad en diversas mitologías. Sin embargo, con el fin de regular los actos del humano, fue creado el sistema carcelario con medidas de castigo severas, justificadas...

La última noche

                                                                                            A Ray Bradbury Cada noche Alejandro y yo esperamos la muerte. Después de acostar a las niñas nos situamos en nuestro cuarto. Nos tomamos de las manos y esperamos. No estamos tristes. Solo es extraño e inquietante. La primera vez que ocurrió le conté mi sueño y él asintió diciendo que en su cabeza aparecía igual: Una imagen nítida de una piedra gigante impactando nuestra casa. A la mañana siguiente estábamos intactos, pero había sucedido de nuevo. Esta vez la roca ardiente aparecía en un punto más cercano. Así que pensamos que solo estaría dando tiempo a lo inevitable. Últimamente me he sentido más ligera y siento que a Alejandro le pasa igual. Amamos nuestra vi...

El hombre que no le temía al fuego

¿Cuántas piedras no juntamos a muerte antes de que el primer fósforo bajara del cielo? El hombre no come carne cruda, el hombre no mastica El hombre piensa La idea estaba en la fricción Así que hubo quienes restregaron sus cuerpos para ver qué pasaba, pero no ocurrió nada solo el silencio, de las rocas que amorosas crearon la llama Entonces el hombre pudo pararse y ser otro Caminó y no llevó a nadie en la espalda Una línea encendida lo guiaba y en sus pupilas ondeaba una gota enrojecida de luz Vino la máquina, el tiempo y la bala Después no hubo nada qué hacer, a dónde volver, ni cómo apagar aquello La vida era una llamarada, un incendio El fuego descontrolado que abrasa algo que no estaba destinado a quemarse

Herta Müller: por una literatura mayor

Conocí a Herta Müller hace varios años. Fue   en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara 2011. Fui a verla, pero el salón estaba tan abarrotado que no pude acceder. Por alguna razón no la había leído, hasta ahora. No me pesa aquello, pues siento que ahora que la leo me habla. Llevo apenas dos libros y algo de obra suelta, pero desde el inicio sentí que mi corazón se ensanchó un poquito. Esa mujer es otra cosa.             Herta Müller nació en Rumania, en 1953. Es descendiente de suabos emigrados a Rumania (Suabia es una región del sur de Alemania). Su lengua materna es el alemán. Vivió en el Banato Rumano y estudió Filología Germánica y Románica en la Universidad de Timisoara. Mientras vivió en Rumania luchó por las minorías alemanas que había en ese país. Desde 1987 vive en Alemania.             Para entender el choque de culturas de Herta Müller, propong...